El miedo al miedo

Mi viejo una vez le tuvo miedo al miedo y creo que ese miedo se me pegó una mañana.

La ventana de la casa en la que crecí, o mejor dicho, la segunda casa donde crecí; daba a la Calle 103 y por la Calle 103 pasaban viejas todos los días. Las mismas viejas. Doña Agustina, La Jacinta, Doña Berta, Doña Bene (la gallega, Benedicta). Las Doñas hacían todos los días el mismo camino, ida y vuelta de sus casas al almacén y de vuelta a sus casas. No es que las viera siempre, pero con dos o tres veces alcanzaba. Por más chico que uno sea, ya identifica un patrón. Nunca entendí qué carajo tenían que comprar…